domingo, 17 de enero de 2021

MIS VIAJES EXTRAORDINARIOS POR MUNDOS ALUCINANTES

 

Aprendí a leer a temprana edad gracias a que mi hermana mayor (un año) como juego me tomó de alumno para transmitirme lo que iba aprendiendo a su ingreso a la escuela. De todas esas cátedras, medio en juego y medio en serio, por alguna razón se me facilitó especialmente el aprendizaje de la lectura, a tal punto, que a los cinco años ya leía como uno de diez.

Así me inicié como lector precoz y, siendo todavía un niño, tuve la suerte de encontrarme con las obras de un escritor francés, cuya lectura hizo dar un salto brutal a mi imaginación. JULIO VERNE me llevó a pasar CINCO SEMANAS EN GLOBO, a dar LA VUELTA AL MUNDO EN 80 DIAS, a visitar LA ISLA MISTERIOSA, a realizar un VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA, a disfrutar DOS AÑOS DE VACACIONES y a navegar 20 MIL LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO. También me hizo conocer personajes tan singulares como MIGUEL STROGOFF, UN CAPITÁN DE QUINCE AÑOS y LOS HIJOS DEL CAPITÁN GRANT. Gracias a él conocí rincones del planeta tan alejados y misteriosos como EL FARO DEL FIN DEL MUNDO, EL VOLCÁN DE ORO, EL CASTILLO DE LOS CÁRPATOS y EL ARCHIPIÉLAGO EN LLAMAS. Incluso, por obra de su ingenio pude ir DE LA TIERRA A LA LUNA y realizar un VIAJE ALREDEDOR DE LA LUNA.

Pero un día supe que no solo en los viajes hay placer, diversión y entretenimiento. EDGAR ALLAN POE, un hombre introvertido, serio, y a la vez magistral y brillante, se encargó de revelarme que el misterio, la intriga y el terror sobrenatural pueden ser tan irresistibles para el ser humano como la fuerza secreta que impulsa al insecto a ir en pos de la llama. Sus NARRACIONES EXTRAORDINARIAS me revelaron las extrañas pasiones que pueden llegar a inspirar seres tan comunes como EL GATO NEGRO o EL ESCARABAJO DE ORO. Supe también del latente deseo de venganza que EL BARRIL DE AMONTILLADO ayudó a saciar; los horrores del cargo de conciencia y la culpa, delatados por EL CORAZÓN REVELADOR en la mente de un asesino; admiré la sagacidad de monsieur Dupin para resolver el enigma de LOS CRÍMENES DE LA CALLE MORGUE y temblé de emoción al conocer historias tan descarnadas como LA CAIDA DE LA CASA USHER, LA FOSA Y EL PÉNDULO y EL ENTIERRO PREMATURO.


Más tarde, siendo ya un adolescente, empezó a interesarme conocer la naturaleza de los impulsos secretos que llevan a algunos seres humanos a violentar sus valores más arraigados. Y tratando de entender el cómo y el por qué de la actuación humana que da origen a un hecho criminal, cambié la compañía del francés y el estadounidense por la de una dama inglesa de apacible y engañoso aspecto: ÁGATHA CHRISTIE. Algunos tal vez no la hubiesen creído capaz de urdir una soberbia INTRIGA EN BAGDAD o revivir UN CRIMEN DORMIDO con tal maestría; Pero lo hizo, y de su mano supe por qué algunos criminales piensan que MATAR ES FÁCIL - incluso aquellos que aparentan una INOCENCIA TRÁGICA - y aventuré mis propias hipótesis para indagar quiénes, entre tantos sospechosos, fueron capaces de cometer un ASESINATO EN EL ORIENT EXPRESS y de sembrar la MUERTE EN EL NILO; quedé pasmado cuando se encontró UN CADÁVER EN LA BIBLIOTECA y quise saber enseguida qué había detrás de aquella MUERTE EN LA VICARÍA. Y cuando al final de todo supe por qué aquellos DIEZ NEGRITOS atrapados en un solitario caserón fueron muriendo uno a uno, me dije que algún día yo llegaría a escribir ese tipo de historias.

Guardando las debidas proporciones, hoy lo he hecho. La pluma de esos tres genios fue la chispa que encendió mi imaginación, y junto a ellos, muchos otros - como Oscar Wilde, Robert Louis Stevenson, H. G. Wells, Arthur Conan Doyle, Jack London, Emilio Salgari, Isaac Asimov, Ray Bradbury, Hammet Dashiell, Juan Rulfo y Horacio Quiroga - por mencionar solo algunos y sin olvidar, desde luego, a los principales protagonistas del boom latinoamericano de mediados del Siglo XX: Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa.

Todos ellos me ayudaron con sus magistrales obras a mantener encendida esa llama al paso de los años.

Gracias a la lectura he viajado a través del tiempo y el espacio y he podido conocer infinidad de lugares, personajes, costumbres, hechos, situaciones e ideas que han enriquecido mi mundo interior. La lectura no solo mejora nuestro vocabulario, nuestra ortografía y nuestros conocimientos, también nos ayuda a pensar más y mejor, expande nuestros horizontes, reafirma nuestros conceptos y afianza nuestros valores. Y, por si todo eso fuera poco, nos brinda además la posibilidad de vivir mil vidas en una.

Cuando los buenos libros llegan a ser nuestros grandes amigos, en su compañía nos podemos lanzar sin paracaídas a enfrentar mil aventuras distintas.



Por mi parte, le debo mucho a la lectura, pues gracias a ella no conozco el aburrimiento y es de algún modo la piedra angular en la que descansa mi formación como ser humano. Por paradójico que parezca, leyendo acerca de la muerte he aprendido a apreciar y a respetar la vida, leyendo acerca de la vida he aprendido a valorar la breve oportunidad que se nos da para dejar una huella de nuestro paso en La Tierra y, lo más importante, aprendí a fin de cuentas a aceptar como son, con todo y sus fallas y sus errores, a los protagonistas de las vidas inventadas y las vidas verdaderas: los seres humanos.

 No dejes de ver el vídeo: Mis viajes extraordinarios

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