sábado, 9 de enero de 2021

El escritor y sus demonios

 

“En esto consiste la autenticidad o sinceridad del novelista: en aceptar sus propios demonios y en servirlos a la medida de sus fuerzas”  

Mario Vargas Llosa (Cartas a un joven novelista)

Para un creador no hay descanso, tranquilidad ni reposo posibles, y particularmente para un escritor, su afán por dar a luz las ideas, los pensamientos, las imágenes mentales y las historias que tienen lugar en los mundos paralelos en que cohabita, lo pueden llevar a estados muy parecidos a la enajenación, como se cuenta de Balzac, que, según se dice, metía los pies en agua helada para resistirse al sueño y así no parar de escribir en sus momentos de mayor inspiración.

Un artista está solo con sus demonios, y si bien intenta día y noche servirles hasta el límite de sus fuerzas, la lucha sorda que ha de librar por satisfacerles es siempre incomprendida e ignorada por el resto de los mortales. Quizás pase por loco, más no dará ni un paso atrás para cumplir con su misión en esta tierra, aún cuando nadie entienda sus motivos.

Es por eso que Faulkner tardó quince años en terminar una historia y Hemingway reescribió un manuscrito treinta y nueve veces.

Desde el lecho de muerte, Hermógenes Cordero, ensayista paraguaya, dictó sus memorias abriendo y cerrando 200,000 veces su párpado izquierdo.

Walt Whitman distribuía, entre unos cuantos suscriptores, un boletín que él mismo imprimía y así comprar con sus escasas ventas una parcela para su sepulcro. 


Condenado a muerte por ser fiel a su ideología, Dostoyevski fue indultado al pie del cadalso, a cambio de una sentencia a trabajos forzados en Siberia.

Influido por un confesor fanático, Nicolai Gogol reunió sus manuscritos frente a un altar y les prendió fuego, para deshacerse de sus "diabólicos papeles".

Sin duda, el camino es largo y difícil para el escritor, casi siempre incapaz de traicionar a sus demonios. ¿Qué se necesita para llegar al final a plenitud? Veamos...

"Solo quien entra en Literatura como se entra en religión, dispuesto a dedicar a esa vocación su tiempo, su energía, su esfuerzo, está en condiciones de llegar a ser verdaderamente un escritor y escribir una obra que lo trascienda"  

Mario Vargas Llosa (Premio Nobel de Literatura 2010)


"Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, 
pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda... en esto estriba la verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor"

Augusto Monterroso (Decálogo del escritor)

"Nada puede destruir al buen escritor, si acaso la muerte. Los que son buenos no se preocupan por tener éxito o por hacerse ricos. El éxito es femenino, e igual que una mujer, si uno se le humilla, le pasará por encima"

William Faulkner (Premio Nobel de Literatura 1949)

Consagrar la vida a escribir no es fácil, más no es algo que ofrezca opciones. Cuando los demonios que viven en cada uno eligen... solo queda obedecerlos.

A veces hay recompensa, pero no todas las historias tienen un final feliz. Hay quienes, habiendo alcanzado la gloria, sucumbieron a la batalla. Dan fe de ello las historias de escritores geniales, atrapados en una realidad que no tenían el poder de cambiar.

Horacio Quiroga, escritor uruguayo, uno de los cuentistas más destacados de América, fue perseguido por un sino fatal que sembró su vida de muertes trágicas.



Su padre murió al disparársele su escopeta accidentalmente. En 1891 se suicida su padrastro. En 1902, Horacio mata por accidente con una pistola a su amigo Federico Ferrando. En 1915 se suicida su primera esposa. También se suicida su maestro Leopoldo Lugones y la poetisa Alfonsina Storni, por quien sostuvo una profunda pasión.

En 1937 Horacio muere en un hospital de Buenos Aires por ingestión de cianuro. En 1938 se suicida su hija Egle y pocos años después su hijo Darío haría lo mismo.

Edgar Allan Poe, el más grande escritor del misterio sobrenatural, maestro de las narraciones de miedo y de terror, vivió una vida tan estremecedora como sus relatos. Su corta vida estuvo marcada por una tendencia a la melancolía que acabó por destruirlo. Aunque recurrió a las drogas, su depresión pudo ser síntoma de enfermedad mental.


Era muy solitario y jamás superó la muerte de su esposa. Murió a los 40 años, alcoholizado en la vía pública, sin papeles ni dinero, como un vagabundo desconocido.

Guy de Maupassant, novelista francés, nació en 1850 y murió a los 43 años. Es autor de una extensa obra, entre cuentos y novelas, en general de corte naturalista. Recibió una estricta educación religiosa y fue expulsado del seminario. Afectado toda su vida de graves trastornos nerviosos, sufrió síntomas de demencia.

Afectado de sífilis, en 1892 intentó abrirse la garganta con un cortaplumas; fue internado en el manicomio de Paris, donde murió, tras 18 meses de agonía, el 6 de Julio de 1893.

Jack London, novelista y cuentista estadounidense muy popular, llevó a su culminación la aventura romántica y la narración realista de historias en las que el ser humano se enfrenta dramáticamente a su supervivencia. 


Publicó más de 50 libros y sus novelas fueron llevadas al cine. Obras como "La llamada de la selva" (1903), "El lobo de mar" (1904) y "Colmillo blanco" (1907) han alcanzado difusión universal. Su obra decayó en los últimos años de su vida, a causa del alcohol y de múltiples problemas de salud. Se suicidó poco después de cumplir los 40 años.

Emilio Salgari nació en Verona, Italia. De joven sirvió en un barco y aseguraba que había visitado los lugares exóticos descritos en sus libros. Escribió 84 novelas e incontables relatos. A pesar de su éxito como escritor, vivió en una relativa miseria, aunada al desequilibrio mental de su esposa Ida Peruzzi, actriz de teatro, con quien tuvo cuatro hijos.

Agobiado por sus problemas, se suicidó el 25 de abril de 1911, realizando el rito tradicional del hara-kiri (desgarrarse el vientre con una espada hasta morir).


Leopoldo Lugones, poeta argentino, nació en Córdoba en 1874. Hombre de vasta cultura, fue el máximo exponente del modernismo y una de las figuras más influyentes de la literatura iberoamericana. Se suicidó en una posada en 1930, mezclando whisky y cianuro. Al parecer, se enamoró de una joven y su hijo amenazó enviarlo al manicomio si no renunciaba a ella.

Alfonsina Storni, nacida en Suiza y radicada en Argentina, se matricula en la Escuela Normal Mixta y sus maestros reconocen su talento para la escritura. Su primer libro, "La inquietud del rosal", publicado con grandes dificultades económicas, apareció en 1916. Años más tarde, sus obras le valdrían el reconocimiento de sus contemporáneos como una gran poetisa en lengua hispana.


En 1938, a los 46 años, enferma de cáncer y viaja a Mar del Plata. Se arroja al mar desde un espigón y deja como testamento una carta de despedida a su hijo y el poema "Voy a dormir".

Ambrose Bierce fue un cuentista y periodista estadounidense, cuyos temas violentos giran alrededor de la muerte. Combatió en la Guerra de Secesión y esto marcó para siempre su visión mórbida de la vida. Los críticos definen su estilo como funcional y mecánico. La mayoría coinciden en que sus temas violentos lo convierten en un escritor fascinante.

En busca de una muerte digna, en 1913 se fue a México, siguiendo a las tropas de Pancho Villa, y su fin permanece en el misterio. Ese hecho inspiró a Carlos Fuentes la novela "Gringo viejo"  

Más allá de las circunstancias que rodeaban la vida de quienes hallaron en el suicidio la única salida, su sensibilidad artística (la mejor herramienta con que contaban para crear obras excelsas, capaces de maravillar) fue a la vez un arma de doble filo, pues los hizo más vulnerables ante el infortunio que cualquier otro mortal.

Como sea, realizaron sus sueños y, mientras les fue posible, obedecieron fielmente a sus demonios. Vivirán para siempre en la historia del mundo por su genialidad.












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